sábado, noviembre 25, 2006

de sobre/estampilla

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Y se dio cuenta que no podía seguir, que se había desgastado su discurso habitual y correcto, que las conductas redundaban sin el mayor sentido. Aprendió que los tatuajes de su cabecita debían ser examinados con mayor cuidado, analizados con empirismo metódico, vistos de diferentes ángulos. Ni siquiera se atrevía a tener esperanzas, luego de catalogar sentimientos; la clasificación, en ocasiones burda, recaía siempre en los mismos puntos: la velocidad de un camello y el póster parisino. ¿Si las cosas siguen así?, pensó. Larga vida a los muertos, leyó por ahí. Y pensó, pensó, pensó, pensó, pensó, no dejando de lado los valores, obsesionándose con las estéticas constructivistas y la estructuralidad de los dichos desperdiciados.


Que yo sobre en mi casa, que yo sobre en mi cama, que sobre en la mesa, que sobre en la conversación, que sobre en el riesgo, que sobre en el aula, que sobre en los medios, que sobre en el espacio.

Que sobre/sobro/sorbo/sirvo/siervo/enervo/cuervo/huevo/evo/elevo/estero/estiro

Pensó, volvió a hacerlo. Para arrepentirse, para ser más feliz, para fingir alegría, para llamar la atención, para lucrar con la falta de afecto, buscando los orígenes de sus ojos tristes, para declarar:

* * * *

Me conjugas hasta el estado poético, sin siquiera consultarme. Me tomas, me elevas, me trasladas a donde todo dilapida parte de sí. Donde las cosas pierden valor, y los objetos son renombrados, donde la significación común de las cosas es abolida, encontrando cada esencia una sustancia distinta, como un sueño. Lo que cae sube y lo que sube se tuerce en un vaivén remolino. Donde nada es lo que parece, como condición psicodélica, todo murmulla, y los nombres y adjetivos se caen de su ortografía, deambulan por la inevitabilidad de falta de costura: No se pueden ligar por más de un instante a cualquier forma, y parten nuevamente en carrera frenética, sin control. Las tesituras se vuelven escalofriantes, y reniego, oníricamente, de mi culpabilidad, de lo malo que fui/soy. Las abstracciones toman cuerpo, el mundo se torna ambiguo, todo pierde firmeza, todo se deshace y se renueva, cambiando por completo. Me condenas a una realidad paralela, de la que no puedo escapar, a la que detesto por falsa y dolorosa; me conjugas, me exiges, te paras bajo mis párpados, te estiras, impides que cierre mis ojos, que los humecte; me haces ver la escena amorfa, sin piedad, sin retrocesos, sin siquiera consultarme.

* * * *

Se percató que no estaba a la vez. Se percató de tantas cosas que nunca logró asimilar. Se percató, percató, se percató, percató. Se percató de tantas cosas sin distinguir, desperdiciando las agonías y el riego por goteo en sus mejillas. Pensó en la derogación de sus costumbres, de sus bares/pool de mala muerte, en la destrucción indeleble de la simpatía por doquier, en la nueva forma, donde todo será distinto y los recuerdos se quedarán en el piso pisado. ¿Que yo sobre en mi casa? ¿Que yo sobre en el riesgo? ¿Qué yo sobre en el espacio?

Que sobre/sobro/sorbo/sirvo/siervo/enervo/cuervo/huevo/evo/elevo/estero/estiro, para descansar.

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viernes, noviembre 17, 2006

E

que no. que la raíz cuadrada no. que no se arruguen. que prefiero la sien deslucida. que tonteas y esquivo. que mires y lloro, que saltes y grito. que frío me desabrigo. que suerte la estampa. que no, que si, que bueno mejor no sé. no me decido, no te decides. que camino y que corres. que sueño y que despiertas. que escribo que no puedes leer. que escribes y abro mis ojos. que cortas que pego. que voy y no vas. que te firmo ante el cardenal. que surcas que me muero. que zapatillas que descargos. que peces que no pescas. que nube que duelo. que no pretendo nada, no pretendas tú. que la duda que ayer. que el fantasma que el margen. que penas que los párpados. que suenas que noviembre. que no estás que no sé.

miércoles, noviembre 08, 2006

Di

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Me brotas por la mejilla izquierda, en forma de puntos sangre;

El alivio sumerge mi otro costado

No somos mejores ni peores, sino la controversia de un par de sonidos

Es peor tu silencio a tu ausencia, es peor que la caída

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lunes, noviembre 06, 2006

Fidelidá

Taciturnos enredos no permitían que llagase por aire a la ventana. El calor sofocaba, la ballena era desollada y el niñito lloraba, como siempre. Podría referirme a lo poco creíble de lo que no contaré y a la extrañeza de las luces que giran sobre mi cabeza. Mejor no.

Decir no sé para mi, es habitual. Pocas veces tengo certezas, mientras me golpeas variados reproches. Que si soy bueno, que si soy tonto, tomando el peso de mis palabras más insignificantes. El cáñamo de mi fidelidad impertérrita hería mi espalda, dejando con lumbago mi dignidá. Lucías, como siempre lucías, adjuntando pretextos en tus bolsillos; posando, estrellándote con narciso, besándote la frente. Tus imanes generan convulsiones errantes, potenciándose en la distancia, no te das cuenta y te ves de pie en los altares. Y si no sé es porque no quiero saber, porque pretendo todos los días cerrar mis ojos, todo el tiempo, todas las veces, todos los almuerzos, todas las voces, todos tus mimos. Y tengo tacitas con jugo para que los niños tomen spring, tengo tacitas con jugo para que los niños tomen spring, porque saben que pusieron puertas para que no pase el tren-kia.

En el comienzo, los animales e insectos caminaban cuando se creo la fidelidá, impuesta como contrato sacro. Pajaritos cantaban espiando las caminatas de greda, como pasaporte. Es decir, viva las vegas, como el esfuerzo de un alma noble para igualarse a otra más grande que ella, según gollete. Todo era oscuridad, pero se aburrieron de ella. Prefirieron insertar en el diccionario SOtristeza, esa palabra que se asocia con lealtad, aunque la lealtad se vea como una estatua. Con el nuevo concepto levantaron los edificios donde hoy se vende comida chatarra, donde se estrellan los aviones por casualidá, donde los accidentes salen de los mapas y los cuervitos hacen sus nidos. Construyeron el mismo mundo, el mismo futuro feliz, en el mismo cielo de la pintura reseca. Cielo ciego que se cae a pedazos, descascarándose porque nada funcionó. Todo fracasado, pero fracaso con letras claras, bien escrito, bien definido, bien usada, sin ironía, con pruebas, con alusiones, con fotos, con equipo forense, nada de confusiones, nada de falsedad, nada de sátira, nada de conceptos ingeniados. La ciudad marchita se engaña, se miente así misma. Le entra un shampú suicida en los ojos y cree que es la única que llora, sintiéndose especial. La fidelidá se me agota.


Tengo unos cuantos pesos, no sé si me alcanzará para una cajita feliz. Así, podría dejar de llorar el vecinito que golpea su mejilla en el suelo magullado, podría morir alegre. (El poder ronald reagan, ¿no?). Eso es bueno, lo de vender felicidad en cajas y no bolsas. Porque esos saquitos de plástico se demoran en morir, y aprovechan de matar-matar como mil koalas en su interminable agonía. Talvez esa sea la maldita causa, y este es el maldito efecto: Nunca he comido una cajita feliz, no sé como sabe ese cartón. Porque por fidelidá nacieron los edificios, y en los edificios venden comida chatarra y cajas con alegría.

Y si soy fiel hasta que duerma, ¿Llegarán cajitas con felicidá para mi?





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viernes, noviembre 03, 2006

y ahora . . .

Comienza la retirada de mi nombre, el caos vacío de mi abismo huraño
Dime los anales que son las definiciones sinceras que me engañan
Dime qué son las palabras revueltas que se burlan de mí
Y me condeno ingenuo, de cambio y falencia
¿Cómo viviré con rubor avasallador?

Preparo la retirada de mi ambivalencia, donde clasifico las personas por afinidad
Si recuerdo las imperfecciones, mi soledad tomará el control
El suelo se esconderá, mendigará mi vida añeja, mi recelo inocente

Preparo la muerte sin saber, y los caminos escondidos
Mis imágenes distantes aflorarán por doquier, me esparciré como el rocío precoz, entre el pasto y la hierba pisada. Mi voz se disolverá en el viento, mis dibujos perderán su forma.

La incertidumbre momificada despierta en el tapete frío, caminando implacable entre la música de dos canciones. Partiré

La noche se cierne entre credos profesados con liviandad de día
Mira, la noche sigue aquí, encuadrando las miradas justicieras
Mira, no acabará entre excusas inventadas, misiones encomendadas

Y las facciones de mis sentimientos serán torturadas hasta el anochecer
Entre velo fastidiado, mis huellas se confundirán
Respirando por la ilusión, de alguna burda, inconsistente salvación