martes, diciembre 19, 2006

Motivo

Para los días, para las noches obvias. Para el silencio y para el tumulto. Me preparo para la saciedad. Me guío como el recorrido del aire. Para pensar, para creer, para soñar agobiado. Para la guerra que es la búsqueda que es la espera. Me mezclo tumbado, me esbozo escondido. Pensaré veces, escucharé las voces; reteniendo los días, paralizado, para admitir que eres mejor que yo. Sin la intención de molestar, que no se confunda con la demografía de las letras, ni los mensajes ocultos, ni los caracteres retóricos. Esto es redundancia. Es actuar un cambio de pistas, pero seguir el mismo camino. Para ser más fuerte, para ser más bajo, para entender. Saltando los momentos, ignorando señales, tapizando la materia autóctona de la dependencia. Entre la humildad y su complemento, el hedonismo y lo contrario, la fatalidad y su pretexto.

domingo, diciembre 17, 2006

pretender

¿Y qué falta?, ¿qué es lo que sobra a parte de mi? ¿Cómo formar corazas para protegerme? Tan vacío, tan desnudo, tan inconsistente caigo, nuevamente caigo. La ansiedad es cascada, mis represas no pueden más. Los lobos en la puerta esperan para devorarme; atacarán coordinados, sigilosos, y no querré percatarme de su presencia, no me defenderé. Aislaré mis socorros, clavaré mis gritos en mi propia piel. Ahogaré mis impulsos en tinta roja, mis sentimientos promiscuos apagados en el candor de la pelea. Me esparciré en los vientres impropios, elevaré mis pies para colgarme al revés, sumido en la humillación displicente de mi fragilidad.

Te reconozco conciente, y esta lucidez es mi enfermedad.

No, no hay sorpresas cuando la marea sube, cuando las frases se estampan en el agua, y la sal se pega a la piel. No, no hay esperanzas cuando la música termina, cuando el silencio llega a los oídos y estos se hacen más presentes que antes. No, no hay esperanzas, nunca existieron, ni siquiera tuve las agallas para pensar en ellas. No, no hay nada más, sólo distancia, sólo espacio insuperable, sólo un abismo tácito, implícito, sólo incomodidad funeraria.

Pero qué más puedo hacer, sino sumirme en pastos de rugosa afonía. Suspendiendo mi cabeza desde el segundo piso, esperando que todo termine; suspendiendo mis actos bajo agua, anhelando que todo acabe en la humedad; suspendiendo mi tristeza a largo de los días, fingiendo que la puedo evitar.

miércoles, diciembre 06, 2006

asesinato

¿Acaso crees que sufrió? ¿A caso crees que dolió? ¿Crees que tenía otra alternativa? ¿Qué crees? Mejor dejemos de creer, ignoremos lo que comentan. Mejor creo en lo que se da. Creo que lo que creí no fue y que todo está bien. Creo que dejaré de buscarte en google. Creer que supongo, creer que supones, creer las cosas que fueron y no las que son. A veces creo que nunca debí creer, pero no se controlan los credos. Profeso el espacio y el tiempo, así como estupidez floreciente. Pretendo comprender mi autoflagelación. Mejor me salvas, mejor creo que justo me haces, que me traes alegría. Creo en el acsoluto silencio, creo en la precariedad de mi actitú y en la multiplicidad de mi carácter. Creo en ti, creo en tu órbita, en tu eje. Creo en la fragilidad, creo en el decaimiento y en la desazón. Creo las cosas que nunca fueron, creo en los errores que cometí y en los que quise destruir. Creo, creeré, creí lo que es, y no me equivoqué.

lunes, diciembre 04, 2006

Peste

Voy a teñir morena tu piel cálida
Rebuscando la luminiscencia de tu pecho
Estampado en la tela,
Queriendo salir y ser libre,
En mis labios

Este es el verso concreto,
En ti hecho carne

¿De qué me sirve el grito de mi contingencia?
¿Para qué el soplo en mi oído suave?

Cada nube sembraste en el verano
Y el sol de castigo, me guía a sí
Entre la miseria y trueno
Chispa y llanto

¿Por qué orgullo y vergüenza?
¿Por qué ceniza y dolor?

Estás en mí, árbol aciago
Abortando mi conducta
Destruyendo mi río venidero

domingo, diciembre 03, 2006

Reciclaje - Pies

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En realidad me conformo con poco. No es necesaria una declaración de amor, ni siquiera que me prometas tu lealtad. No es preciso ir a la cama, ni hacer nada formal. Sólo mírame con otros ojos. Con que toques mi mano, como por casualidad. Que me beses en la mejilla, nada más. Que a escondidas me abraces fuerte. Que de vez en cuando me saludes, sin que yo deba presionar. Te juro que es suficiente, con que no me hagas desprecios en cada lugar. Me duelen mis pies fríos, pero es grato llevarte conmigo.

Y apunto con el dedo al cielo, tratando de tapar tu nombre. Ando lento, en plena ciudad. Y grito cuando todos callan. Me siento solo, cuando todos están. Si lloro a escondidas es porque no me puedo zafar. Porque es mentira que dormí mal, es mentira alguna enfermedad. El semblante triste es porque no estás. Porque ser amigos (y tan lejanos) no lo puedo aguantar. Pruebo mil formas; desde obviarte, hasta usar doble calcetín. Cinco veces he cambiado de zapatillas, y nada. No siento mis dedos, ya no sé cuantos son. . Ni aun en verano mis pies logro entibiar.


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